“Los incontables” 14 febrero, 2019 – Publicado en: Blog

Saben los historiadores que la Historia no puede contar todo el pasado, no puede explicarlo todo y no puede hablar de todo el mundo, normalmente habla de los grandes personajes o de los grandes hechos, pero pocas veces de la “gente normal y corriente”, toda esa inmensa mayoría de individuos que no han dejado rastro alguno en la historia y cuyas vidas se han de perder en los sótanos del tiempo. El filósofo José Luis Pardo los llama los incontables: “un cúmulo incontable de incontables”, dice.  Carlo Ginzburg, un historiador de cabecera, pregunta por ellos al comienzo de su obra más conocida, El queso y los gusanos: ¿Quién construyó Tebas de las siete Puertas?, no lo sabemos, porque las fuentes, nada dicen de todos los albañiles anónimos que levantaron la ciudad de los mitos, pero cuyo papel en la historia es la de ser un mero paisaje de fondo. Los ejemplos son innumerables

Algunos historiadores, pero sobre todo los escritores, han visto en los textos narrativos de ficción una buena forma de dar visibilidad a los incontables, desde la imaginación, que no es lo mismo que la invención y mucho menos que la falsificación. José Saramago, sin duda el más imaginativo de los escritores portugueses y autor de una de las mejores novelas históricas, El cerco de Lisboa, habla con Carlos Reis en Diálogos con Saramago, de todas estas cuestiones, de la parcialidad y fragmentariedad de la historia, de la preocupación que siempre ha tenido por lo que llama las “vidas desperdiciadas” y se pregunta hasta qué punto la ficción tiene legitimidad para dar una nueva versión de los hechos. En fin, lectura obligada para historiadores y para lectores del premio nobel portugués.

Foto: The New Criterion